domingo, 6 de noviembre de 2011

Un sector con miles de historias



Ha acabado la segunda encuesta a nuestros lectores de Now Loading!, en la que preguntábamos sobre qué aspectos de un videojuego preferías a la hora de adquirir uno u otro producto. Ha sido una lucha reñida, pero finalmente la corona se la ha llevado uno de los aspectos más interesantes y que más ha evolucionado con el tiempo en el sector: la historia. El argumento de los videojuegos ahora funciona como pilar base de su atractivo… ¿Pero ha sido siempre así?

 Lo cierto es que la característica principal de un videojuego es su interactividad. En términos jugones, estaríamos hablando de la jugabilidad, es decir, la comodidad y capacidad de interacción que tenemos nosotros de cara al juego. En los inicios del sector, los videojuegos eran diseñados para brillar con su jugabilidad y divertir durante hora sy horas con un planteamiento sencillo pero adictivo. Juegos como Pac-Man, Arkanoid, Puzzle Bobble… Son juegos cuya puesta en escena no se alarga mucho más de ofrecer un planteamiento visual, espacial y temporal para el jugador. Lo más visceral y directo, lo que provoca esa dosis de diversión, es la jugabilidad.


No obstante, los desarrolladores son personas audiovisuales, personas que necesitan hacer crecer ese medio y ofrecer algo más que rebotar una pelota entre dos bandos o saltar barriles sin morir en el intento. Con pequeños planteamientos fantásticos pero muy atractivos, se solucionaban muchas cosas: establecer un universo propio donde jugar, y marcar un aliciente, un objetivo que impulse al jugador a querer acabar el juego con éxito. Así, se establecían los personajes y el entorno, y esto establecía a su vez el estilo visual del juego, lo primero que entra por los ojos y atrae antes de coger el mando. Así nacen los ya míticos y sempiternos Super Mario Bros y Sonic The Hedgehog, entre otros: historias sencillas con personajes sencillos, pero extremadamente fantásticos y personales.

A pesar de ello, conforme suceden las generaciones de consolas, y surgen los géneros que deciden apoyarse en otros ámbitos, como los RPG, que deciden sustentarse principalmente en su historia y personajes, también surge la necesidad de abarcar más campo. El sonido mejor, se pasa de la melodía electrónica al piano y al violín. El aspecto visual cambia. Se pasa del píxel 2D al 3D envolvente. Se pasa de la cámara fija a los múltiples ángulos y puntos de vista. Se pasa de la tercera a la primera persona. Se coloca el punto de vista, como en el cine, bajo los designios de su director. La jugabilidad ahora abarca mucho más que el control de nuestro personaje. Controlamos el entorno, movemos la cámara, buscamos con la mirada. El entorno se hace parte del jugador, más allá de lo estético. Y con ello, surge una nueva necesidad: usar ese entorno para contar lo que pretendemos.
 
Surgen así las escenas cinemáticas. Usando el motor del propio juego o imágenes en vídeo de mayor calidad, los personajes se mueven automáticamente. Hablan e interactúan entre ellos, y nosotros no podemos, por primera vez, hacer nada. Somos espectadores y estamos viendo un ejercicio que cada vez se asemeja al cine. La cámara respeta el racord, los personajes interactúan. Surge una historia, y se desarrolla en trazos separados. La parte jugable será la unión de esos trazos, y el interés por la historia será el eje central del atractivo del juego. El jugador deseará completar la parte jugable solo para unir el siguiente trazo y así terminar completando el dibujo entero que resulta la historia, utilizando el propio videojuego como lienzo. Surge así pues, una nueva motivación para el jugador. Completar la historia, saber que pasa con nuestro personaje y el mundo que le rodea.

Y las generaciones de videojuegos cada vez se fijan más en este aspecto a la hora de evolucionar. Y se cometen excesos. Metal Gear Solid 4 es el ejemplo perfecto del extremo, resultando un juego con más horas de cinemáticas que escenas de juego real. Casi pareciera que estamos viendo una película de no ser por esos momentos que el juego nos deja libre albedrío y nos hace sentir responsables de las acciones de nuestro personaje, del devenir de esa historia. La música, el increíble uso de las reglas de cinematografía a la hora de construir planos, escenas enteras y formar un relato. Lo cuidado del diálogo, las reflexiones personales de los personajes, y aderezado con un motor gráfico cada vez más impresionante y realista que ayudan a sumergirnos más y mejor en ese mundo que tenemos puesto a punto.

Y entonces, la historia queda en posición superlativa. La jugabilidad ya no será eje central ni objetivo, sino medio para lograr esa satisfacción, ese clímax que resulta con la culminación de la historia. Se corre el peligro de acortar excesivamente la duración de estas piezas audiovisuales, y se corre el mismo peligro de perder, cada vez más, esa identidad de videojuego y no tanto de película animada. Pero la evolución del uso de la historia y su peso ya viene dada por los desarrolladores. Ellos deciden que peso darle a la historia en su producto. Y como medios audiovisuales, este hecho tan solo beneficia a un sector con tantas posibilidades artísticas y culturales que ofrecer.

Y vosotros, lectores, que habéis elegido… ¿Qué juegos recordáis especialmente por su historia?

1 comentario:

  1. El primer juego que me viene a la cabeza y que marcó una época en mi etapa como aficionado a los videojuegos fue "Golden Sun". Recuerdo perfectamente que me regalaron ese juego para mi onceavo cumpleaños y recuerdo perfectamente una de las primeras escenas "cinemáticas" de las que tú hablas en este artículo.

    Era la primera vez que me enfrentaba a un juego tan absorbente como lo era ese RPG. Había tenido alguna experiencia anterior con el Final Fantasy VII de la PSOne, pero nada comparado con este juegazo. La historia marcó su jugabilidad, que pese a ser excelente, quedaba eclipsada por ese gran relato.

    No se pueden comparar esas escenas dialógadas con todo el despliegue actual de medios audiovisuales y efectos especiales puestos al servicio del sector de los videojuegos, pero fue una historia que me enganchó desde la primera hasta la última palabra.

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