Podríamos decir que nunca llegaríamos a la confusión de la realidad con la ficción, pero sabemos que no es así. Y apuntamos a este tipo de afirmación con la aparición de acontecimientos que lo verifican, cada vez a más gran escala. Una de las últimas noticias fue el uso de una grabación de un videojuego en un documental por parte de una cadena británica de televisión haciendo que los televidentes creyeran que se trataba de la realidad.
Este documental se estrenó en la cadena local ITV y trataba exactamente sobre los supuestos lazos entre Muamar Gaddafi y el Ejército Republicano Irlandés (IRA). El documental mostraba imágenes reales hasta que comenzó la exhibición de supuestas imágenes referentes a un ataque por parte del grupo paramilitar, derribando de esa manera un helicóptero de las fuerzas británicas en 1988. No obstante, resultó ser grabaciones del videojuego Arma II.
Marek Spanel, de la compañía Bohemia Interative, creadora del juego, declaró: “Es muy raro ver nuestro juego usado de esta forma, especialmente considerando que los periodistas simplemente fueron incapaces de ver la diferencia entre la realidad y el juego”. Seguidamnente, agregó: “De alguna forma más positiva, consideramos esto como una bizarra apreciación de los niveles de realismo incorporados en nuestros juegos".
Posteriormente la cadena británica lanzó un comunicado pidiendo disculpas a todos aquellos telespectadores que vieron el documental y creyeron en las imágenes agregando que fue "un desafortunado caso de error humano".
En este video se muestra la parte del documental extraído del videojuego:
Esto nos plantea un gran tema de debate que como hemos dicho al principio, va en aumento. Cada vez más lo virtual se acerca a lo real, haciendo que la costumbre se convierta en nuestra propia realidad, volviendo la ficción una verdad. Sin duda, nos vemos ante un tipo de evolución alarmante, porque no solo la demanda desea eso: realismo en la ficción, sino que además, como hemos podido ver, es usada como realidad. No obstante, aquí encontramos el punto de salvación: la gente no quiere ser engañada. Lo positivo es que los telespectadores establecen una barrera entre lo que debe ser ficción y lo que debe ser nuestra realidad. Lo negativo pensamos que reside en dos aspectos: Uno, es que por mucho que lo deseen las barreras entre lo irreal y lo real se estrechan de manera más rápida cada vez, sin que nos demos cuenta (se ve en hechos como estos mostrados anteriormente). Y el otro es que los medios de comunicación tienen una responsabilidad para con el receptor, por lo tanto, deben ser consecuentes en todo aquello que muestran y dejan de mostrar. Claro que si decimos que la barrera entre ambas no siempre es perceptible... ¿Ante que nos encontramos?
El problema se ve inmenente, no obstante, ¿cómo podemos detenerlo? ¿Lo queremos detener en realidad? ¿Seremos capaces de seguir distinguiendo ficción y realidad al ritmo vertiginoso en que avanzan las tecnologías? ¿La barrera entre ambos espacios se difuminará igual de rápido que la evolución?
Debate, abierto. Sin duda.
Ya no solo con los videojuegos, sino con cualquier tipo de archivo audiovisual. El debate está abierto como tú dices, sin embargo, un ojo entrenado se habría dado cuenta del error.
ResponderEliminarDiariamente se difumina la realidad, sobretodo en televisión. Las televisiones utilizan imágenes de archivo para evitar desplazamientos y reducir de esta forma los costes. Para informarnos de un tiroteo en Libia se utiliza cualquier imagen recogida durante el último año y se hace pasar por información "actual".
No digo que todas las televisiones recurran a ese tipo de estrategia, pero es una hipótesis a considerar, e incluso se podría considerar la hipótesis de que la propia ITV hubiese colocado ese vídeo siendo conocedora de que no era real.
La evolución gráfica de los videojuegos está beneficiando esa no distinción entre lo que es y no es real. En las manos de cada uno reside la responsabilidad de saber diferenciar ambos aspectos.
Alejandro Montoya Molina
Es increíble como un medio de comunicación tiene la cara de hacer esto, la verdad.
ResponderEliminarEl creador se puede sentir muy halagado, pero lo que hace el medio no puede ser, directamente, porque intentan pasar una información (esos videos) por real y que la gente crea que eso ha pasado cuando no lo ha hecho.
De todas maneras, lo que comentas de la distinción entre realidad y ficción es algo que puede llegar a pasar en algún momento si tecnologias como la realidad aumentada llega a desarrollarse tanto como para que se haga uso de ella en el dia a dia de cada persona pudiendo elegir entre ver o no ver de esta forma.
Cada vez más, los videojuegos se acercan a la realidad pero no creo que se puedan confundir las imágenes de un videojuego con las reales que se muestran en televisión, o por lo menos, no las confundiría un ojo entrenado como dice mi compañero. Soy fan de los videojuegos y me gusta que sean cada vez más reales, pero opino que no es una cosa que se deba utilizar como lo utilizaron los creadores de este documental, sino que se debería limitar a mejorar la jugabilidad y la sensación de realidad cuando estas jugando.
ResponderEliminarFrancisco José Reig Molina
Creo que no es un problema en sí el que los videojuegos se desarrollen a un ritmo tan vertiginoso. La demanda lo pide y la industria así lo exige. Sin embargo, no puedo evitar sentir un poco de "miedo" ante el ejemplo que has expuesto en la entrada.
ResponderEliminarY es que, que un medio de comunicación teóricamente competente haya "confundido" (porque nunca sabremos con seguridad sus verdaderas intenciones) una simulación virtual con la pura realidad...es cuanto menos preocupante. En el caso de los telespectadores aun se podría disculpar (porque no todos poseemos un ojo entrenado, como han señalado mis compañeros), pero en el caso de un medio de comunicación...eso ya es otro cantar.
No creo que la solución sea frenar el desarrollo de los videojuegos (o de cualquier otro producto audiovisual que requiera un mayor nivel de simulacro), pero es cierto que tanto el medio como el espectador deberían tener más cabeza a la hora de interpretar las imágenes...por lo que pueda pasar.
Irene Benlloch Cabiedas